miércoles, 15 de agosto de 2012

El IQ de mi almohada

Desde que empecé a trabajar como publicitaria en una empresa de ropa de cama no deja de sorprenderme la variedad de productos que existen en el rubro, en especial los más costosos. Gastar $2500 en un edredón que la mayoría del tiempo disfrutaremos estando inconscientes es realmente algo notable.
La semana pasada me tocó trabajar con almohadas, por lo que me puse investigar los distintos tipos que hay en el mercado: cervicales, de fibra, de pluma, compactadas y varias más. Pero hubo una en particular que llamó mi atención: la almohada inteligente. Ya suponía que la fútil necesidad posmoderna de volverlo todo inteligente tenía algún día que llegar a los artículos de blanco y mantelería. Pero mi duda era qué podía tener de inteligente algo tan inactivo como una almohada. Comencé a pensar en las características de los tipos de almohadas que conozco y logré imaginar el siguiente adminículo:

Almohada Inteligente
  • 100 % algodón -  170 de IQ
  • Alta capacidad de compresión y comprensión.  
  • Función psicoanalítica que permite absorber material onírico a fin de procesarlo y convertirlo en un síntoma. Admite hasta tres diagnósticos por mañana.
  • Puede mantener charlas sobre física atómica, el marxismo en los años 30  y temas de interés general (incluye las opciones “cómo llueve” y “qué barbaridad este país, así no se puede vivir”).
  • Te hace la cama.
Luego de imaginarme este muy moderno producto tuve un ataque de pánico en respuesta a la pregunta qué sucedería si estas almohadas llegaran a rebelarse. Yo personalmente no podría pegar ni un ojo. Tener un aparato que puede conspirar en mi contra todas las noches debajo de mi cabeza no me resulta ni un poco agradable, de hecho creo que jamás existió mejor ejemplo para la expresión “dormir con el enemigo”. Ya puedo verme descansando plácidamente hasta que los extremos de la diabólica almohada se unen a fin presionar contra mi cabeza en un inconfundible acto de asfixia. Y ni mencionar la posibilidad de que cada noche me susurre la letra del Himno a la alegría al revés, sometiéndome a un sonambulismo que me induzca a arrancar el medidor de gas y clavármelo en la yugular. El asunto es serio. De continuar así la tercera guerra mundial no será ni química, ni bacteriológica, ni nuclear: será una auténtica guerra de almohadas...

Cuando estaba a punto de llamar a la INTERPOL y a mi jefe para de advertirles sobre los peligros de promocionar esta bomba del tiempo, leo con atención el detalle de la descripción en el cual se informaba que este tipo de almohadas posee una espuma especial que al retirar el peso de la cabeza permite que recuperen su forma original, volviéndolas de este modo inteligentes.
Y así, víctima de mi propia profesión, caí en el hilarante calificativo de algún colega publicitario.

Esa noche, antes de irme a acostar, pensé en dos textos para las próximas almohadas que me toca publicitar:

-Almohada musical, entona canciones de Aretha Franklin y Luis Aguilé. El set de almohadas incluye repertorio de Los Plateros.

-Almohada envasada al vacío, más que almohada, una metáfora sobre la angustia existencial

De todas formas, por si acaso, antes publicarlos voy a consultarlo con mi almohada.

viernes, 3 de agosto de 2012

Por qué estamos en Agosto

El mes Agosto adquirió ese nombre debido al emperador romano César Octavio, conocido como Octavio Augusto, quien no quería ser menos que Julio César, su predecesor y padre adoptivo. Augustus, no formaba parte de su nombre de nacimiento, sino que fue un título que le confirió el Senado.

Antiguamente el calendario romano comenzaba el año en marzo, y el sexto mes se llamaba Sextilis, pero Octavio Augusto decidió darle su nombre, por lo que Sextilis pasó a llamarse Augustus. De este modo logró imitar a Julio César, quien había hecho lo mismo veintiún años antes con el quinto mes, hasta entonces llamado Quinctilis.
Sin embargo a Octavio no le alcanzó con dar su nombre a Sextilis, debido a que el mes de Julio César tenía treinta un días y Augustus sólo treinta. Para no dejar una diferencia de un día entre ambos emperadores, se tomó la decisión de quitarle un día a Febrero (que se quedaría con los 28 días oficiales con los que cuenta ahora) y añadírselo a Agosto.

Partiendo a un destino puramente semántico, el término Augustus, del cual deriva la palabra Agosto, procede de la raíz latina aug, que significa “hacer crecer, incrementar”. De esa raíz nació la palabraaugur, nombre que se le daba a quienes interpretaban la voluntad de los dioses estudiando el vuelo de las aves. Ciertamente no es casualidad que augur nos recuerde a la palabra augurio, dado que tales interpretaciones tenían como finalidad un presagio que actuaba como un mal o buen augurio. Los augures debían asegurarse de que la voluntad de los dioses no estuviese en contra antes de realizar actos públicos importantes. De este modo favorecían, fomentaban y robustecían el funcionamiento de la república. Y si esto les recuerda al significado de la raíz aug, “hacer crecer, incrementar”, tampoco es casualidad.

Retomando al emperador César Octavio, ahora podemos entender el porqué de su título, Augustus, otorgado como “el ratificado por augurios, sagrado”. También conocemos el porqué del nombre del mes Agosto y el porqué de su cantidad de días... 

Y aunque de cada día las cosas que nos suceden el porqué desconocemos, somos libres de considerarlas a merced de nuestro antojo. Inmersa en los significados de aug, augur y augustus, no dejo de pensar que la vida también funciona un poco así: las circunstancias son aves, y nosotros, augures, interpretamos su vuelo.

No estimo que tengamos el don de adivinar la voluntad de los dioses o de salvar actos públicos, pero sí de elegir creer en la causalidad o las casualidades.

jueves, 26 de julio de 2012

El tamaño de mi pluma


 “Es la esperanza esa cosa con plumas…”
(Emily Dickinson)

La pluma es lo último que se pierde. Sobre todo si uno tiene grandes plumas. Sin embargo hay quienes prefieren vivir desplumados antes que tener falsas plumas. Y también están los que aconsejan no vivir de plumas. Quizás porque las ven demasiado etéreas y volátiles. Y aun así logran sustentar anhelos Porque de plumas se alimentan las ilusiones. Dichosos aquellos que tengan por vida un plumero. 

Sin olvidar a los que mojan la esperanza en el tintero y se animan a volcar todas sus plumas. Arriesgándose a  que debajo no haya almohadones de esperanzas que suavicen la caída. De esos que se venden en el mismo lugar donde los enamorados compran sus acolchados, de auténticas esperanzas. Artificiales para los amantes. Amantes que llevan antifaces de falsas esperanzas. Portadoras de esperanzas que se llevan la mirada de falsos amantes. Y conquistas llenas de plumas. Y camas llenas de esperanzas desparramadas.

          Es la plumanza esa cosa color pluma 
                                                                y sutil 
                                                                           como la esperanza.                      


viernes, 6 de julio de 2012

Inercia



De mis pies el asfalto es transeúnte. Los árboles corren hacia los parques para no chocarme y las casas se agrupan en hileras deslizándose constantes sobre una línea recta. Las puertas aletean y las sillas me derriban tomándome casi siempre por la espalda. Desde el piano las teclas brincan y empujan mis dedos. El poema se escurre entre mis manos. Los almohadones dormitan bajo mi cabeza.

Hasta mi boca se acercan copas y se vuelcan. Y contra esa misma boca otros labios rebotan lentamente derramado su pecaminosidad. El aire me persigue impetuoso y me penetra. Todo el tiempo. Me invaden los gustos, los caprichos y el carácter.  Me acosan las decisiones y las preferencias. No dejan de mirarme los espejos y hasta la hora se fija en mí. Pero hay un rostro deambulándome los ojos. 

Y mientras recorro el azar
                                             me recorre la vida.


viernes, 15 de junio de 2012

El amor en los tiempos del 168

Existe un colectivo que a lo largo de su recorrido me deja en los aposentos de cada uno de los hombres de mi vida. Ya lo creía un grandioso acontecimiento, pero aún hay más...

Respetando el trayecto del 168, y el carácter cronológico de mis enamoramientos, nos queda el siguiente orden de barrios: Congreso, Palermo, Núñez.

 Si tomamos un mapa de la Capital Autónoma de Buenos Aires y trazamos una línea recta pasando por dichas zonas, podemos ver formada una diagonal que, en contraste a los asuntos amorosos, es prácticamente perfecta. (Ver mapa)

El descubrimiento me despertó las siguientes conclusiones:

-Considerando la distancia media de los amores de mi vida a través del recorrido del 168, mi próximo enamoramiento debería ser en Vicente López.

-Originalmente el recorrido del 168 comienza en La Boca. Si bien mis aventuras han tomado curso a partir del barrio de Congreso, pudiera existir la posibilidad de que en algún momento me surgiera un romance en Caminito. Es que a veces el destino debe ponerse al día por las auditorías simbólicas.

-Si mantuviéramos la diagonal, independientemente del trayecto del 168, mis sueños de amor eterno terminarían ahogados en el Río de la Plata. 

-Por suerte el 168 se desvía de la diagonal terminando su recorrido en San Isidro. Ergo, allí conoceré a mi último amor.

-La naturaleza ultimadora de un amor puede deberse a dos posibles desenlaces: un amor glorioso que al ser correspondido no necesita de sucesores o un amor glorioso que al no ser correspondido se lleva la esperanza en los sucesores.

-En el hipotético caso de estar felizmente casada con un sujeto de San Isidro, qué sucedería si al colectivo le extendiesen el recorrido. Respetando la lógica cronogeosimbólica, debería dejar al señor de San Isidro al son de un “oh amado mío, debo seguir al destino” mientras me subo a un 168.

-Para finalizar, la notable orientación geográfica hacia el norte es, casualmente,  la perfecta alegoría del amor como el más elevado de los sentimientos. Pero lo elevado no siempre es sinónimo de lo celestial. Elevarse también es emerger, acrecentar, exaltar y extasiarse, excederse, desbordarse…
Todo éso que, en definitiva, es el amor.





sábado, 26 de mayo de 2012

Impune



No pude parar de cazar murciéfalos. Al principio era un pasatiempo, sólo eso. Los atrapaba y los liberaba. Con cuidado y sin lastimarlos. Prolija y metódica, me limitaba a la cacería en albergues murciefalarios y demás recintos exclusivos para esta clase de esparcimientos. De a poco, no sé cómo, empecé a cazar en museos, universidades y heladerías. Cuando me di cuenta estaba cazando murciéfalos en cualquier lugar y sin reparo alguno. Pero lo peor era la forma en que los torturaba: Les mostraba un paraíso y luego les rompía las alas para que no pudieran entrar. 

Un día me agarró la policía. Se me acusó de alterar el orden púdico y conforme a eso me sometieron a un juicio. Enseguida llamé a mi abogado, y al parecer se le dificultaba llegar hasta el juzgado con las alas rotas. Entonces me presenté indefensa ante el tribunal, e intenté cazarlos a todos. Al público, al juez, a los testigos y al jurado. Pero en el clímax de la cacería perdí el juicio, y los pocos librevivientes de la corte aprovecharon para dar su veredicto: 
Me declararon psicógata… y me dejaron ir.  


miércoles, 9 de mayo de 2012

Abrazar a un extraño


Inclinarse delicadamente y dejar que me tome por la espalda y me sujete los brazos. Acercarse, tanto como es posible, y esperar. A partir de este momento mi brújula es su voluntad.

Concentrar toda mi atención en su pierna buscando instrucciones. Preguntarse si será de los impetuosos que inducen con violencia. Y no es que me guste someterme, pero siempre me supe lucir mejor sufriendo. 

Seguir atenta a su rodilla. Entretanto sus brazos engañan con sutiles oscilaciones. El extraño manda y mi deber es intuir. Obedecer a la incertidumbre sin perder la elegancia

Levantar la vista. De un lado alumbra una orquesta, del otro, también abrazándose, el resto de los extraños.  

Permanecer atenta, esperando, desesperando. Una señal, para danzar a merced de un desconocido y en contra del tiempo.

Y aunque muy cerca unas manos respiran teclas y unos arcos amenazan cuerdas, la pierna de mi extraño continúa  intacta.

Qué estoy haciendo. Yo jamás me hubiera puesto en la situación de abrazar a extraños de no ser por él. Y a él ni siquiera lo puedo abrazar. Pero lo siento dominándome en de cada extraño con el que bailo, en cada extraño con el que…

Las manos se funden con las teclas, los arcos caen sobre las cuerdas. Y con una vehemencia impecable el extraño extiende su pierna y empuja la mía, sacándome de toda evocación a la pista.


Sobre la redacción de tesis: Observaciones I

Estoy escribiendo mi tesis sobre vinos espumantes. Para hacerlo bien profesional y académico tomé la determinación de testear el producto mientras escribo. Ahora llevo cuarenta y ocho páginas y tres copas. Pero el problema de utilizar el método de testeo con este producto en particular es que la objetividad adquirida durante su consumo es desplazada por la subjetividad del contenido alcohólico. Básicamente al otro día tengo que reescribirlo todo.

lunes, 30 de abril de 2012

Sobre el primer Día Internacional del Jazz (y las asociaciones libres)

http://www.unesco.org/new/es/unesco/events/prizes-and-celebrations/celebrations/international-days/international-jazz-day/

Pero simplemente voy a usarlo de excusa para exteriorizar lo imprescindible que es el jazz en lo que a mi vida respecta. La música de la exquisita levedad del ser.

 Cuando tenía muy pocos años me fascinaban los títulos de las películas de Woody Allen, no sólo por la estética constante y minimalista, si no por las fantásticas canciones con los que eran acompañados. Más adulta comencé a incorporar el jazz a mi cotidianeidad, exento de letritas blancas, y el resultado fue la creación de algo así como una atmósfera “desdramatizadora” de tragedias.

A modo de antítesis del cello en mi menor de la banda sonora de La lista de Schindler, el cual posee la insuperable capacidad de consternar hasta la más alegre de la circunstancias, la cinética desestructurada del jazz lleva a percibir la tragedia con otro sabor. Y cuando digo desdramatizar no me refiero a la simple y espontánea generación de felicidad y optimismo ante el desastre eminente, sino a la sensación de experimentar la tragedia desde un lugar distinto a la angustia y el llanto. Experimentarla, gozarla y apreciarla desde el cinismo y la amargura. Emociones que se destacan más por opacas que por desaforadas.

Ciertamente (lamentablemente), la vida no es el vórtice tenaz de pasiones desenfrenadas que a uno le gustaría que sea. Si acaso fuera así jamás nos hastiaríamos de nada, pues estaríamos demasiado ocupados sufriendo y gozando por todo, y entonces la vida tendría sentido por la mera exacerbación de emociones. Pero la vida, señores, carece del sentido sólido y grandilocuente que se espera (desea) que tenga.

En realidad no hay un sentido que exceda al esporádico disfrute de momentos que, por su azarosa conjunción de elementos, ni siquiera podemos darnos el gusto de provocar deliberadamente. Y paradójicamente a todas estas grandilocuencias, exacerbaciones, vórtices y etcéteras ampulosos, en ese supuesto acercamiento al sentido de la vida, el sentido mismo radica en no necesitar de más nada, al menos en esa milésima de segundo que generalmente dura el sentido en cuestión. 

El sentido es tan fugaz e impreciso, tan casual e imprevisto, que entretanto no hay mejor desenlace posible que saborear el desatino con algún jazz sonando de fondo...





jueves, 26 de abril de 2012

Introducción Anginosa

"Por los tenebrosos rincones de mi garganta acurrucados y desnudos duermen los extravagantes hijos de mis amígdalas esperando en silencio que virus y bacterias los vistan de inflamación para poder presentarse decentes en la escena de una angina."

De mi próximo libro Bécquer para otorrinonaringólogos.

lunes, 2 de abril de 2012

Ella Lagartija

En el techo de la cocina de mi abuela vive una lagartija. No sabemos exactamente en qué parte queda su dormitorio, su patio o su propia cocina. Lo importante es que todo el techo es su casa y que para llegar a cada habitación debe pasar por arriba nuestro. A veces prefiere recorrer el perímetro usando el bajorrelieve como puente, otras cruza alevosamente el techo, sin importar los acontecimientos a los que el abajo está dando lugar. Eventualmente se asoma desde alguna de las paletas del ventilador y nos observa. Al parecer le gusta mirarnos jugar juegos de mesa y otras redundancias. Nosotros también la observamos, especialmente cuando caza. Se acerca imperceptible al insecto elegido, y no se sabe cómo en su quietud logra moverse lo suficiente para tomar, con su larga lengua, el banquete en cuestión.

Es de noche. Aprovecho el desvelo y me pongo a escribir. Ella me mira desde una esquina, al parecer tampoco tiene sueño. (Me pregunto si también escribirá durante sus desvelos.) De vez en cuando se desplaza unos pocos centímetros, como si quisiera confirmarme una y otra vez que está bien despierta. Yo trato de ignorarla, no quiero darle el gusto de que sepa que estoy pendiente de cada uno de sus movimientos. Por suerte sospecho que no comprende mi lenguaje. Qué jactancia le acarrearía si se enterase que estoy escribiendo acerca de ella. Qué jactancia me acarrearía si me enterase que está escribiendo acerca de mí.


miércoles, 21 de marzo de 2012

La ilusoria levedad del verano

El verano tiene ese encanto de obsequiarnos la ilusoria sensación de levedad.
Quizás el vano simbolismo de cambiar doce papeles por otros doce con tan sólo un número diferente.
Quizás una ciudad libre de sus fieras, fieras que se escaparon para volverse daguerrotipos en otros paisajes.
La realidad es que donde el agua te roza la punta de los pies, sobre millares de puntos ocultos y a la vista, no se permite pensar en éso, no se permite sufrir.
Pero el verano se va, llevándose todas sus ilusorias levedades.
Y como náufragos que luego de un tiempo vuelven a su punto de partida, volvemos a nuestras cabezas, recordando pesares que nunca dejaron de existir.
El poder cambiar doce papeles y el poder cambiar de paisaje no nos da el poder de cambiar las pasiones.

Feliz otoño, y con este sencillo y emotivo acto doy comienzo al ciclo introspectivo 2012.


 Astor Piazzolla - Otoño Porteño

martes, 13 de marzo de 2012

Aclaración

Ayer tiré la cuchara a la basura y puse a lavar el pote. Pero no. No se tira la cuchara y se lava el pote. En todo caso se tira el helado y se come el pote. Pero antes vas a la heladería a comprar dos billetes de veinte pesos con un kilo de chocolate suizo y dulce de leche granizado, porque hacía mucho helado y tenías ganas de comer calor. Entonces metiste la cabeza en un postre serenito para fijarte si había heladeras. Como adentro del postre sólo había un día anterior de la milanesa de soja, te calzás los supermercados y corrés hasta una sandalia. Camino a la sandalia pasás por un kilo y te dan unas heladerías terribles de comprar ganas. Y ahí estás entonces, comprando los billetes, volviendo a tu pote a comer casa y a tirar el helado a la basura. Pero eso sí, la cuchara siempre se lava y se vuelve a guardar en el cajón.

lunes, 12 de marzo de 2012

Alevosía

A los ansiosos que aguardan un cuerpo
a los intelectuales que quieren desafiarse         
a los sabios que lo creen haber visto todo
a los poetas de musas fatales
a los inocentes que nada pretendieron
a los buscadores de amor eterno y a los que depositan su fe en mí
a los de psiquis con orden
a los de psiquis sin orden
al degenerado
al decente
al que me pone los puntos
al que me los saca
al inquisidor
al indiferente
al perverso al pérfido y al pervertido
a todos ellos
los engaño

Los engaño porque me gusta
porque me aburro y es gratis
porque soy débil
porque es fácil
porque sí

Te engaño a vos porque lo suplicás
porque preguntás y me rogás con descaro el engaño

Y yo lo hago

A gusto y bajo presión
deliberadamente y por inercia
personalmente y a distancia
engaño con mi presencia
engaño con mi silencio

Porque la verdad es siempre una sola
porque la mentira es infinita

Me engaño a mí misma
para creer que puedo
engañarlos a todos

miércoles, 7 de marzo de 2012

Poemas Psicoanalíticos para la Mujer en su Día


Como recordarán en la nota del año anterior al parecer tengo el fabuloso e insoportable don de indisponerme el día de la mujer (es que efectivamente mi cuerpo se toma muy en serio todo ese tema de lo simbólico). En su momento los he sorprendido con mis postales psicoanalíticas: http://courmiracles.blogspot.com/2011/02/postales-psicoanaliticas.html

Esta ocasión tengo el honor de presentarles mis “Poemas Psicoanalíticos para la Mujer en su Día”, de carácter tan mersa como científico. 


Si se te desplazó a una parte del cuerpo, feliz día histérica

Si se te desplazó al mundo exterior, feliz día fóbica

Si se te desplazó a una idea, feliz día obsesiva

Si se te desplazó, feliz día mujer

-


No hubo amenazas ni hubo peligros


No hubo castración ni falos ni destinos


Tan sólo proyecciones y el afán de hijos


La salida diplomática a tu complejo Edipo


-


Vamos a elegir un órgano y que sufra


Porque llegaste tarde, porque te fuiste de putas


Vamos a juntarlo todo y aislarlo en una cajita


Pero ahora no, festejemos mi día



martes, 28 de febrero de 2012

Sueños absurdos I

Soñé que Norma Aleandro era la dueña del Cementerio de la Recoleta y se comunicaba misteriosamente conmigo a través de la tumba de Cortázar -que tampoco sé por qué estaba ahí-.

lunes, 27 de febrero de 2012

A la distancia

“Te dedico esta tormenta porque logra aparecer en tu escenario como yo quisiera hacerlo. Pero no puedo. El orgullo y la incertidumbre, distancias ilusorias  tan insufribles como las reales.

Sin embargo la tormenta, un designio ajeno a mí voluntad, aparece en tu habitación y es inevitable.
Truenos, relámpagos y una lluvia incesante que, a la distancia, logran expresarse por mí.  Son gritos por tu ausencia, resplandores en tu indiferencia y un llanto constante y ruin. 

Y entonces podés librarte de mí y aun de mi recuerdo. Pero jamás, mi amor, vas a poder librarte de una tormenta.”


Esta suerte de manifiesto despechado surgió una noche cuando por razones de carácter imaginario pero consistente –específicamente el orgullo y la incertidumbre mencionados en el texto- me era imposible tener contacto con una persona a la que ardía en deseos de ver. Pero en el clímax de mi desesperación una formidable tormenta hizo su aparición.  Y mi único pensamiento fue: “Como no puedo estar ahí con vos taladrándote la cabeza a merced de mis incertidumbres, me conformo con la manifestación de una tormenta. Incesante, estridente y arrebatadora, casi como tenerme a mí al lado. La diferencia: es inevitable. Espero que la disfrutes, amado mío.”

Qué se le va a hacer, soy una señorita que aun en la distancia intenta hacerse notar a través de fenómenos  meteorológicos.


domingo, 29 de enero de 2012

Sobre las escenas desaparecidas -y sus justificaciones freudianas-.


Dialogando acerca de las famosas escenas trágicas Disney, un foro muy animado para la noche de un domingo, mi padre sugirió que la muerte de la madre de Bambi es sin duda la más dramática. Por otro lado yo insistía en que la escena donde Dumbo* va a visitar a su madre, encerrada en esa nefasta jaula de circo, es aun peor. No obstante, para continuar el debate con propiedad, intenté evocar la famosa escena de Bambi y no hubo forma de traer ese contenido a la consciencia. Recuerdo haber visto la película en varias ocasiones, incluso me acuerdo detalles específicos de los personajes secundarios. Pero de la muerte de la madre de Bambi nada…

Inquieta por la situación comencé a especular sobre la posibilidad de haber reprimido el hecho debido al carácter traumático del contenido. Asimismo, tratando de rememorar la última vez que vi Bambi, advertí que fue durante la etapa de latencia y que por lo tanto me encontraba en un periodo de intensificación de la represión.

Y llegó la epifanía de la semana:
¿Será la escena de la muerte de la madre de Bambi la primera representación intolerable que hizo a mi represión originaria? ¿Puede acaso ser la madre de Bambi la que marcó una escisión en mi vida anímica? ¿Es entonces su muerte el eje originario que atrae todas las representaciones que hasta el día de hoy mi psiquis desea reprimir?

Por lo tanto, damas y caballeros, si mi hipótesis es cierta podría llegar a remediar los malestares psíquicos de toda mi vida aceptando y reconociendo la existencia de la muerte de la madre de Bambi. Indudablemente se trata de uno de los hallazgos de mayor importancia anímica descubiertos en la historia del psicoanálisis amateur.

Ahora mis padres se fueron a dormir. Estoy sola con la escena de Bambi cargada en you tube. Sola y a punto de enfrentarme con la representación más traumática de mi infancia. No sé qué hacer. ¿Y si al verla me libero de mi neurosis? ¿Acaso realmente deseo librarme de mi neurosis? Sigo sin saber qué hacer. Entretanto dilato la decisión escribiendo esta nota, pero ya se termina.  Y todavía sigo sin saber qué hacer. Pero antes de retirarme quiero advertirles: Si nunca más vuelvo a actualizar este blog es porque finalmente vi la escena y efectivamente me curé de mi neurosis.






*En medio del debate me he referido a la película Dumbo como “Bumbo” -una suerte de espeluznante fusión entre Bambi y Dumbo-. Según los investigadores Bumbo podría llegar a generar más angustias que ver La lista de Schindler y Gorilas en la niebla un domingo de invierno a las siete de la tarde. 

jueves, 19 de enero de 2012

Sobre las persignaciones colectivas: La fe en el transporte público


Hace tiempo que observo a las personas que viajan en colectivo y se persignan al pasar por una iglesia. Naturalmente, para lograr la parafernalia de la persignación, se debe hacer uso de la mano derecha y esbozar, con la punta de dos o tres dedos, una suerte de cruz imaginaria sobre nuestro cuerpo.  Parece sencillo, pero tal accionar puede llegar a ser de arduas complejidades si uno se encuentra viajando parado. Luego de un criterioso análisis llegué a formular la siguiente hipótesis: 

La fidelidad de un creyente es proporcional a la calidad de su persignación independientemente de la comodidad adquirida en el transporte público. 

Me propongo entonces a establecer una tipología del creyente en el transporte público:

-El creyente de fe dudosa: Siempre va sentado y se persigna perfectamente. No obstante ignoramos si tal perfección también puede manifestarse yendo parado o en posiciones que lograran poner en juego su estabilidad física. En cierto modo se declara que la veracidad de su fe es de carácter irresoluto.

-El creyente que lo intentó (y no lo logró): Va parado con una o ambas manos sujetas en alguna parte del colectivo. En este caso los resultados son diversos. Los que utilizan una sola mano para sostenerse a veces poseen la suerte de tener la derecha liberada y poder usar sin problemas la mano indicada para el acto de fe. No obstante sucede que las personas, víctimas del desequilibrio, hacen que el movimiento de la cruz linde más con lo abstracto que con lo divino. Podemos deducir que estos individuos, si bien no han logrado el correcto ceremonial de la persignación, lo han intentado pudiendo así salvar sus almas de satanás. Sin embargo, hay una pequeña excepción para aquellos que sosteniéndose con ambas manos tienen iguales posibilidades físicas de liberar cualquiera de las dos. Si aun así deciden persignarse con la izquierda estamos en presencia de una blasfemia.

-El creyente que sigue a las masas: Generalmente viaja en hora pico  y está voluptuosamente rodeado de personas. Aquí el creyente no tiene posibilidad de ver la iglesia por la ventanilla y su fe está sujeta a la de los demás. Por lo tanto debe esperar a que otras personas que sí pueden ver por la ventana realicen el acto de persignación para entonces hacerlo él mismo. Pero suele ser un inconveniente cuando el creyente que sigue a las masas también sufre una ligera paranoia. Por lo tanto, al ver a otros persignándose, piensa que todo es una conspiración y que en realidad lo hacen para que él se persigne en el momento equivocado y termine sus días ardiendo en el averno.

-El hereje: Aquí tenemos al que aun yendo sentado, y sin ninguna clase de contrariedad que le dificulte el acto de fe, lo hace incorrectamente. Se equivoca de mano, en vez de una cruz dibuja unicornios, o se persigna al pasar por hipermercados. No hay estorbo físico que justifique el desacierto y esta persona se irá al infierno.

-El creyente absoluto: Aun cuando el colectivo transporta una vorágine abismal de personas,  sufriendo en las más incómodas y fastidiosas posiciones y rodeado de una infinita cantidad de irritantes masas corporales, el creyente absoluto logra persignarse con excelencia. Estamos en presencia de un acto de fe indiscutible que pone en juego el equilibrio físico del devoto.

Al respecto quiero contar una anécdota sobre el día que estaba leyendo a Nietzsche mientras viajaba en un 37. Recuerdo que al pasar por una iglesia vi persignarse a un grupo perteneciente a la tipología “creyentes absolutos” y culminar su acto de fe en una caída colectiva (con todas las posibilidades semánticas que ello implica). Automáticamente bajé la mirada al libro y casualmente leí el reconocido fragmento de "El Hombre Loco" (La Gaya Ciencia, aforismo 125):

“Dios ha muerto”
Entonces tuve una epifanía: Todas esas personas quisieron demostrar su fe y en consecuencia terminaron desmoronándose en el piso de un colectivo. No hubo fe que poner a prueba ni entidad divina que las proteja. Y todo eso sucedió porque dios ha muerto.



Epílogo
Finalizando el estudio de la fe en el transporte público (que dadas las ateas conclusiones arrojadas resultó ser de carácter vano) me dispongo a compartir algunos datos curiosos sobre las experiencias del joven Nietzsche trasladándose en colectivos. Según cuentan, de muchachito no era muy hábil para viajar parado y en varias ocasiones sufrió caídas poco elegantes. Hubo un día en el que se desplomó en un 160 y unas señoritas cruelmente se burlaron de él. Entonces llegó enfurecido a su casa y comenzó a escribir un manuscrito. Ese manuscrito resultó ser un boceto del aforismo 125, donde la idea original era:

“Dios ha muerto. Por eso te has caído en el transporte público”.






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martes, 3 de enero de 2012

Nacer en el Renacimiento para que mi fofez pase desapercibida.

Hace unos meses, luego de una comilona digna del film de Ferreri "La Grande Bouffe", nos quejábamos entre amigos acerca de lo injusto de una sociedad donde la fofez corporal deba ser ocultada debido a que convencionalmente ha sido estipulada como algo antiestético. –Aunque debo aclarar que conociéndonos tal protesta no surgió del descontento que implica la preocupación por una problemática social, más bien fue un lamentable descontento por sentirnos culpables de todo lo que comimos ese día. -

Pasaron las semanas y seguí pensando en el asunto, comencé a recordar algunas pinturas renacentistas donde las modelos eran michelines luminosos en tonos dorados. Mas luego tuve una epifanía, en el Renacimiento no era necesario ocultar la fofez debido a la siguiente premisa: La fofez como paradigma de la belleza.

Es así como por aquel entonces las top models renacentistas andaban dichosas y despreocupadas compartiendo sus esplendorosos colgajos de piel fofa con el mundo. Eran la representación de la estética en todo su esplendor y el arte fofo pasó a la historia causando sensación. No es casual, naturalmente la plebe no solía ser rolliza y corpulenta, por lo tanto la rozagante fofez del Renacimiento era símbolo de una buena vida.

Volviendo al lugar de la fofez en el siglo XXI, ya no creo que sea posible reposicionar la moda del libre albedrío del colgajo, tan sólo me conformaría con un mundo donde la fofez deje de ser condenable y pase desapercibida. 
Y así, señores, he creado la página de Facebook “Nacer en el Renacimiento para que mi fofez pase desapercibida”.




La cantidad de adeptos fue vertiginosa. Miles y miles de personas se unieron a la causa, o más bien a este deseo de ínaturaleza retrospectiva.
Como suele suceder con varias páginas de Facebook la gracia radica en su nombre y no hay mucho más que desarrollar al respecto. Sin embargo he decidido compartir algunas de las actualizaciones que esporádicamente realizo para los ya 14.310 fofos que formamos (valga la redundancia de "fo") parte de esta aspiración histórica. Y desde ya están invitados a unirse.