sábado, 26 de mayo de 2012

Impune



No pude parar de cazar murciéfalos. Al principio era un pasatiempo, sólo eso. Los atrapaba y los liberaba. Con cuidado y sin lastimarlos. Prolija y metódica, me limitaba a la cacería en albergues murciefalarios y demás recintos exclusivos para esta clase de esparcimientos. De a poco, no sé cómo, empecé a cazar en museos, universidades y heladerías. Cuando me di cuenta estaba cazando murciéfalos en cualquier lugar y sin reparo alguno. Pero lo peor era la forma en que los torturaba: Les mostraba un paraíso y luego les rompía las alas para que no pudieran entrar. 

Un día me agarró la policía. Se me acusó de alterar el orden púdico y conforme a eso me sometieron a un juicio. Enseguida llamé a mi abogado, y al parecer se le dificultaba llegar hasta el juzgado con las alas rotas. Entonces me presenté indefensa ante el tribunal, e intenté cazarlos a todos. Al público, al juez, a los testigos y al jurado. Pero en el clímax de la cacería perdí el juicio, y los pocos librevivientes de la corte aprovecharon para dar su veredicto: 
Me declararon psicógata… y me dejaron ir.  


miércoles, 9 de mayo de 2012

Abrazar a un extraño


Inclinarse delicadamente y dejar que me tome por la espalda y me sujete los brazos. Acercarse, tanto como es posible, y esperar. A partir de este momento mi brújula es su voluntad.

Concentrar toda mi atención en su pierna buscando instrucciones. Preguntarse si será de los impetuosos que inducen con violencia. Y no es que me guste someterme, pero siempre me supe lucir mejor sufriendo. 

Seguir atenta a su rodilla. Entretanto sus brazos engañan con sutiles oscilaciones. El extraño manda y mi deber es intuir. Obedecer a la incertidumbre sin perder la elegancia

Levantar la vista. De un lado alumbra una orquesta, del otro, también abrazándose, el resto de los extraños.  

Permanecer atenta, esperando, desesperando. Una señal, para danzar a merced de un desconocido y en contra del tiempo.

Y aunque muy cerca unas manos respiran teclas y unos arcos amenazan cuerdas, la pierna de mi extraño continúa  intacta.

Qué estoy haciendo. Yo jamás me hubiera puesto en la situación de abrazar a extraños de no ser por él. Y a él ni siquiera lo puedo abrazar. Pero lo siento dominándome en de cada extraño con el que bailo, en cada extraño con el que…

Las manos se funden con las teclas, los arcos caen sobre las cuerdas. Y con una vehemencia impecable el extraño extiende su pierna y empuja la mía, sacándome de toda evocación a la pista.


Sobre la redacción de tesis: Observaciones I

Estoy escribiendo mi tesis sobre vinos espumantes. Para hacerlo bien profesional y académico tomé la determinación de testear el producto mientras escribo. Ahora llevo cuarenta y ocho páginas y tres copas. Pero el problema de utilizar el método de testeo con este producto en particular es que la objetividad adquirida durante su consumo es desplazada por la subjetividad del contenido alcohólico. Básicamente al otro día tengo que reescribirlo todo.