martes, 20 de septiembre de 2011

Cada Invierno

“Cada invierno mis sentidos se hielan para dar paso al más profundo despertar introspectivo.
 Cada invierno siembro pensamientos únicos; semillas que florecen para convertirse en las flores del mal.
 Tan bellas y perniciosas, me arrojan al horizonte entre el cinismo y la ilusión.

 Pero culmina el invierno y son mis sentidos que despiertan.
 Sienten el perfume de las flores del mal, pensamientos de un invernal anacoreta.
 El cinismo los aplaca y la ilusión los desvela.
 Hacerlos reales sin volverlos mundanos será mi proeza.“


No me gusta publicar cosas “serias” -por llamarlas de alguna forma- debido a que suelen provocar la sensación de creerse más de lo que son. Al margen, mi tendencia a la excesiva abstracción cuando se trata de escribir con tintes líricos hace a la pérdida del poco sentido que ya de por sí tienen mis pensamientos.
En definitiva, me siento mal derrochando adjetivos sin sentido que para colmo tienen falsos aires de grandeza.

Hoy hice una excepción. Este fragmento fue consecuencia espontánea de mi despedida mental del invierno –que, como sucede generalmente con cada cosa que pienso, se manifestó en el transporte público-.

Más adelante –si es que Baudelaire aún no me demandó desde el más allá- escribiré la “Oda a las flores del mal”, basada en las peripecias primaverales de un alérgico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario