viernes, 6 de julio de 2012

Inercia



De mis pies el asfalto es transeúnte. Los árboles corren hacia los parques para no chocarme y las casas se agrupan en hileras deslizándose constantes sobre una línea recta. Las puertas aletean y las sillas me derriban tomándome casi siempre por la espalda. Desde el piano las teclas brincan y empujan mis dedos. El poema se escurre entre mis manos. Los almohadones dormitan bajo mi cabeza.

Hasta mi boca se acercan copas y se vuelcan. Y contra esa misma boca otros labios rebotan lentamente derramado su pecaminosidad. El aire me persigue impetuoso y me penetra. Todo el tiempo. Me invaden los gustos, los caprichos y el carácter.  Me acosan las decisiones y las preferencias. No dejan de mirarme los espejos y hasta la hora se fija en mí. Pero hay un rostro deambulándome los ojos. 

Y mientras recorro el azar
                                             me recorre la vida.


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